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- 26 Feb 2025
A comienzos del siglo XIX en esta región del este de la provincia de Córdoba no había poblamiento alguno entre los fortines de Quebracho Herrado, El Tío, la Villa de los Ranchos (hoy Villa del Rosario), Frayle Muerto (hoy Bell Ville) y la casi infranqueable Cañada de San Antonio, estigma que hostigó al pueblo hasta los últimos días del siglo XX, por el este.
La primera referencia histórica se encuentra cuando el entonces Comandante de Frayle Muerto, don Francisco Rapela, en 1844, funda el Fortín Salteño, luego San José del Salteño, y el Fortín de los Algarrobales en cercanías del Potro Muerto, este último con una dotación inicial de diez hombres, como puestos de avanzada para proteger los metros ganados al indígena que asolaba estas tierras desde el Chaco
Sería Andrés Terzaga, el Comandante de Frayle Muerto, quien en febrero de 1954 vuelve a mencionar el lugar cuando le escribe primero al Gobernador Alejo C. Guzmán para solicitarle autorización para realizar una incursión por el Potro Muerto y Los Algarrobales para escarmentar a los indios que merodeaban por la zona y luego, en marzo, para informarle que no logró avistarlos.
En 1866, cuando el Dr. José María Méndez compra un lote en el norte del Departamento Unión a don Camilo León, el Agrimensor Francisco Crisafulli, encargado de la mensura, deja el testimonio más claro de la existencia de aquel fortín en el Plano 11a-b que acompaña a la misma, cuando indica como única construcción humana un fuerte abandonado, ubicado estratégicamente entre la Cañada del León Colgado y el Monte de los Algarrobales, cerca del Corral de Juárez, evidenciando la presencia de vestigios de aquel reducto ancestral que legaría su nombre a nuestra localidad. Aquel campo sería conocido luego, sugestivamente, como Estancia El Fuerte
A partir de aquí la historia, si bien casi coincidente en el tiempo, se desplaza geográficamente unas cuatro leguas más al Norte, donde desaparecida ya la amenaza del indio, los terratenientes comienzan a interesarse por la zona. Uno de ellos es don Blas Juárez, que en 1876 recibe de la Mesa de Hacienda de la provincia de Córdoba el título de la Suerte Nº 81 Serie B, ubicada en el extremo sudeste del Departamento San Justo, contra la Cañada de San Antonio, realizando la mensura el Agrimensor Eleazar Garzón.
Poco después de su muerte, en noviembre de 1894 sus herederos reciben distintas fracciones de aquella suerte que se conoce entonces como Campo El Fortín, mientras muy lejos de ahí los ingleses planeaban la telaraña de la inminente red ferroviaria de la zona, que resultaría para ellos un buen negocio.
En 1902 aún aparece como punto poblado el Potro Muerto, en la mensajería que partía de Bell Ville y pasaba por Litín (hoy San Antonio de Litín), no habiendo novedades de pobla-miento alguno en lo que hoy es nuestro pueblo, lo que ratifica Troisi en L’Argentina Agrícola cuando releva el Departamento San Justo en 1904, aunque en el Registro Civil de Bell Ville se asiente una partida con El Fortín como lugar.
En 1905 Rafael Núñez compra para la Compañía de Tierras del Central Argentino una parte del Campo El Fortín, conociendo indudablemente de antemano la traza del creciente Ferrocarril Central Argentino, y en este caso son las mensuras de los distintos lotes las que nos aportan valiosos datos: en ellas se menciona una quincena de pobladores, todos ellos criollos, y la ubicación de sus ranchos, la existencia de varios caminos y uno en especial que va al Fortín y viene de San Francisco (sic), referencia inequívoca del inicial caserío. Es coincidente ello con lo expresado por Manuel E. Río y Luis Achával, que en su Geografía de la provincia de Córdoba (1905) mencionan un camino que entra por el norte del Departamento San Justo, pasa por Yuto y Fortín, saliendo en este punto del Departamento, como así también, en el capítulo dedicado a dicho departamento enumeran bajo el título Parajes, lugares poblados y estancias, entre otros, a Fortín, indudablemente nuestro pueblo, el cual se ubicaba contra el lindero este del lote, es decir, lo más lejos posible de la Cañada de San Antonio; en tanto, casi simultáneamente se afincaban los primeros inmigrantes piamonteses